Es curioso ver como en estos últimos años entre los temas de conversación que tenemos entre los padres y madres abundan los contenidos curriculares, los estudios de nuestros hijos. Así se puede escuchar a algunos disertando sobre las diferencias entre páramos, vegas y campiñas, esos padres son los que tienen a los hijos en 5º de Primaria.
Y si la conversación versa sobre la amplitud del ángulo resultante de dividir la circunferencia en 360 partes iguales, podrás escuchar a una madre, ufana, apostillar, “tú a lo que te refieres es a los grados sexagesimales”, esa es madre de una de 2º de la ESO, y si los ves muy ansiosos y hablando de Pericles, los Sofistas y Platón, sin duda esos son padres de los de 2º Bachillerato.
Está demostrado que la implicación, el interés y la actitud de los padres y madres ante los estudios de sus hijos influyen positivamente en la conducta de estos frente a los estudios.
Pero el dilema que se nos presenta a los padres es el siguiente: ¿Estudiar con los hijos o ayudar a que los hijos estudien?
El tema de los estudios es una de las mayores preocupaciones que muchos padres y/o madres tienen en estas edades, quizás porque el éxito académico de los hijos es un buen antídoto para calmar los temores por el futuro, y por otra parte porque también creemos, erróneamente, que las notas van asociadas a la idea, al sentimiento, de ser buenos progenitores.
Estudiar es un hábito, como lavarse los dientes después de comer o hacer la cama antes de irse al colegio. Un hábito no se adquiere de la noche a la mañana, requiere práctica y más práctica. Además, los hábitos están influidos por las características peculiares de la persona que lo realiza.
El papel de los padres y/ o madres es el de inculcar ese hábito, el de señalar que es el momento de realizar ese hábito, el de facilitar que se pueda realizar y el de reforzar su ejecución.
Y dejar claras también cuales son las consecuencias que tienen para nuestros hijos la práctica, o no, de dichos hábitos. Consecuencias que necesariamente tienen que ser de aquí y ahora y no esas vaguedades del futuro: “vas a ser un desgraciado”, “un fracasado”, un “don nadie” que, por lo general, asustan más a quién lo dice que al que lo escucha.
Ir al colegio, prestar atención, aprender y estudiar es una tarea que no podemos hacer por nuestros hijos, pero sí podemos orientarles a la hora de preparar los exámenes enseñándoles técnicas de estudio, repasando los temas con ellos o motivándoles a estudiar. Podemos ayudar a los niños y niñas de muchas maneras, no se trata de hacer los deberes por ellos o de quitarles responsabilidades, si no de ayudarles a estudiar con algunos trucos que ellos aún desconocen.
7 consejos para ayudar a nuestros hijos e hijas con los estudios.
1. Motivación: Para que un niño prepare un examen con más facilidad lo primero que tiene que tener es motivación. La desgana hace su aparición rápidamente tras la jornada escolar agotadora y no todas las materias le interesan por igual, además hay que tener en cuenta que todos aprendemos de manera diferente pero siempre podemos encontrar un motivo divertido para que se interesen por cada asignatura.
2. La técnica de estudio: Los adultos conocemos trucos y técnicas de estudio que los más pequeños aún desconocen. Al margen de lo que aprendan en clase, podemos enseñarles a hacer esquemas, fichas o resúmenes, hacerlos con ellos y comprobar que están entendiendo y asimilando todos los conocimientos.
3. Seguir una rutina: Es fundamental que los niños sigan una rutina de estudio diario y no dejarlo todo para el día antes del examen. Por eso conviene priorizar en la organización familiar del día a día y reservar un tiempo de estudio compartido junto a los niños.
4. Más seguridad en sí mismos: Niños y adultos necesitan afrontar un examen o una época de exámenes con seguridad. La seguridad de llevar preparada toda la materia es tan importante como la seguridad en sí mismos, por eso es necesario resaltar siempre sus logros en el aprendizaje y recordarles lo que valen.
5. Implicación de los progenitores: La implicación de los padres y/o madres en los estudios de los niños pasa por estar al tanto de las materias que se imparten en el colegio, la metodología y lo que cada profesor exige a los alumnos. Siempre debemos saber qué es lo que están estudiando nuestros hijos y ponernos al día.
6. Las preguntas: Uno de los trucos que se practican en todas las familias es repasar con los niños la materia y hacerles preguntas. Es una ayuda extra para preparar el examen, pero es algo que debería hacerse habitualmente y no solo en época de exámenes.
7. No olvidar el descanso: No podemos olvidarnos del descanso que resulta fundamental para que los niños vayan con fuerza al examen y también de la alimentación prestando especial atención a aquellos alimentos que refuerzan la memoria para los días previos a los exámenes.
No vamos a negar que estudiar con los hijos también genera en numerosas ocasiones un montón de conflictos, “atiende”, “no te enteras”, “así no”, y la oportunidad de pasar unas tardes “de los nervios” inolvidables. Pero por otro lado nos permite en las conversaciones con vecinos, amigos y familiares, decir eso de “el fin de semana que viene igual nos vamos al páramo”. El saber no ocupa lugar.
Y muy relacionado con los estudios están la notas, al final siempre vendrán las notas, y a veces nuestros hijos e hijas , que son mucho más que las notas que obtienen, y que se han esforzado o no, y que han estudiado o no, nos enseñan sus notas. Sus notas aprobadas, o notableadas y nosotros vamos y les soltamos eso de “está bien, PERO TU ERES DE SOBRESALIENTE”. ¡¡¡Toma ya!!!. Y nosotros como padres y madres ¿somos de sobresaliente?.