Después del colegio, la mayoría de los niños y niñas asisten a actividades extraescolares. Se trata de una nueva oportunidad para desarrollar destrezas distintas a las aprendidas en el aula, y esta vez a través del deporte, la creatividad o el juego.
¿Son necesarias?
La respuesta es fácil, “no son necesarias, sino más bien complementarias”. Son recomendables para ampliar formación más específica de intereses personales, que en la familia y en el centro escolar no pueden ser atendidas.
Cada una de las actividades potencia un área determinada y tiene unos beneficios.
Actividades deportivas
Inculcan el gusto por un estilo de vida saludable basado en el ejercicio físico.
Ayudan a mejorar la coordinación y la psicomotricidad.
Amplían la tolerancia hacia la frustración.
Desarrollan los sentimientos de compañerismo y superación.
Si es un deporte de equipo, beneficia la socialización de niños con problemas o con timidez.
Si es un deporte individual, refuerza el autocontrol en los niños muy activos o con agresividad.
Actividades de ocio y artísticas (pintura, baile, música, teatro, magia…)
Favorecen la expresión de sentimientos.
Contribuyen al desarrollo de la creatividad y de la imaginación.
Potencian las destrezas manuales y la motricidad fina.
Estimulan el gusto y la sensibilidad por disciplinas artísticas.
Actividades académicas (idiomas, inglés, matemáticas divertidas…)
Refuerzan lo aprendido en el aula.
Aportan conocimientos extra a niños con deseos de saber cosas nuevas.
Apoyan a escolares con problemas de aprendizaje.
¿Cómo deben escogerse las actividades extraescolares?:
¿En función de las preferencias del niño, de las pretensiones de los padres y las madres, de la logística familiar?
Para nosotras existen unos criterios básicos a la hora de elegir las actividades extraescolares.
1. Motivación
El niño o niña debe estar motivado para realizar la actividad extraescolar, la cual no debe ser una imposición de los padres o madres basándose en sus propios gustos o intereses, o incluso en lo que desearon hacer en su infancia sin conseguirlo. Por eso, en la medida de lo posible, conviene decantarse por disciplinas distintas o complementarias al colegio para que encuentre atractiva la novedad.
2. Según sus propios gustos
Hay que escuchar al niño a la hora de planificar sus actividades extraescolares, aunque no siempre se puedan atender exactamente sus preferencias. Lo ideal es que las actividades sean consensuadas por padres, madres e hijos. Eso sí, una vez elegidas, es importante que haya un compromiso por parte del niño acerca del tiempo mínimo que va a asistir a dicha actividad.
3. Adecuadas a su edad y sus capacidades
Para que el niño no se enfrente a actividades para las que no está preparado, es fundamental elegir las extraescolares teniendo en cuenta su edad y sus habilidades. Empeñarse en apuntarlo a alguna clase para la que no tiene aptitudes solo provoca rechazo y frustración.
4. No más de tres días a la semana
Es importante no saturar la agenda del niño con infinidad de cursos y clases extraescolares. Además de este tipo de actividades, cada día debe tener tiempo para descansar, jugar, estar en familia y hacer sus deberes. Los expertos aconsejan que no se dispongan más de tres días con extraescolares en el calendario infantil.
5. Pedir asesoramiento al profesorado
Las extraescolares pueden ser una muy buena oportunidad para trabajar algún ámbito que necesite refuerzo, ya sea en la parte académica o en relación a la personalidad del niño. Por ello, es bueno consultar con el profesor por si ve adecuada alguna actividad en concreto que pueda ser de utilidad.
6. Combinar distintos tipos de actividades
Si el niño acude a más de una actividad, es aconsejable que sean variadas: unas deportivas, otras artísticas o recreativas para que de este modo pueda experimentar distintas experiencias que le ayudarán en su desarrollo.
7. Tener en cuenta la logística familiar
Las extraescolares pueden elegirse considerando las necesidades logísticas familiares, pero no solo por ese motivo. Aunque los padres tengan horarios de trabajo complicados para conciliar con la vida familiar, no todas las actividades propuestas deben escogerse en función de este aspecto.
8. Ni como premio ni como castigo
Las actividades extraescolares contribuyen al adecuado desarrollo integral del niño, por lo que no es recomendable considerarlas como moneda de cambio para posibles premios o castigos. Han de tener importancia por sí mismas y el niño debe entenderlo así, por lo que no se aconseja prescindir de ellas en caso de mal comportamiento ni, el extremo opuesto, obligar al niño a asistir a alguna como forma de castigo.
Para terminar un último consejo, la elección de extraescolares hay que tomárselo con calma aunque se os eche el tiempo encima, es mejor tomarse tiempo para ayudarles a decidir que apuntarlos a lo primero que se les pase por la cabeza.
En cualquier caso, lo más importante es que tú hijo o hija acuda a la actividad motivado, y que no tenga la sensación de que esta es una “prolongación del colegio” o un lugar en el que le dejas mientras tú trabajas o atiendes otras obligaciones.
Elijas lo que elijas, de lo que se trata es que estas actividades, sean un refuerzo educativo estimulante donde el niño sobre todo y ante todo disfrute.